Objetivos:
- Buscar pruebas de complicaciones de la enfermedad.
- Poner en práctica las medidas que eviten la diseminación de la infección.
- Proporcionar las necesidades nutricionales del paciente.
Diagnóstico:
- Alto riesgo de complicaciones relacionado con la evolución de la enfermedad.
- Alto riesgo de diseminación de la infección relacionado con el proceso evolutivo de la enfermedad.
- Ingreso nutricional inadecuado relacionado con la incapacidad para comer.
Actividades:
- Identificar si hay disminución de las respiraciones y de la frecuencia del pulso, aumento de la presión arterial sistólica, trastornos visuales, alteraciones pupilares o disminución de la respuesta, que pueden indicar hipertensión intracraneal.
- Buscar si hay disminución de la diuresis y aumento del peso corporal, que suelen indicar secreción inadecuada de hormona antidiurética.
- Vigilar la aparición repentina de exantema cutáneo y hemorragias en otros sitios, que pueden indicar coagulación intravascular diseminada.
- Si hay fiebre persistente o recurrente, abultamiento de la fontanela, signos de hipertensión intracraneal, signos neurológicos focales, convulsiones o aumento de la circunferencia cefálica, suelen indicar derrame subdural.
- Colocar al niño en aislamiento cuando menos hasta 24 horas después de iniciar la antibioticoterapia.
- Realizar un buen lavado de manos antes de realizar cualquier procedimiento.
- Evitar el contacto de los lactantes con personas con infecciones.
- Usar tapabocas cuando sea necesario.
- Enseñar a los padres y a otros visitantes el lavado adecuado de las manos y la técnica de la bata.
- Practicar una técnica estéril cuando se efectúen procedimientos que la exijan.
- Identificar los contactos cercanos o niños con riesgo alto que pudieran beneficiarse con la vacuna para meningococos.
- Administrar los antibióticos a la hora indicada para lograr las concentraciones séricas óptimas.
- Observar en los sitios de administración si hay pruebas de infiltración o irritación tisular.
- Estar pendiente de las acciones, dilución adecuada y efectos secundarios de medicamentos específicos.
- Realizar buen lavado de manos antes de cada procedimiento.
- Controlar con frecuencia los signos vitales.
- Durante la fase aguda de la enfermedad, es posible que el niño no sea capaz de tolerar la alimentación bucal: vigilar cuidadosamente la administración de líquidos intravenosos.
- Proporcionar alimentación nasogástrica, si es necesario
- Atender las necesidades de succión del lactante ofreciéndole un chupón.
- Iniciar la alimentación bucal tan pronto mejore el estado del paciente.
- Observar la aparición de vómitos o distensión abdominal.
- Administrar antieméticos según prescripción médica.
- Pesar diariamente al niño para asegurar que se satisfacen las necesidades calóricas.
Resultados:
- No hay complicaciones graves; son normales las funciones respiratoria, circulatoria y neurológica
- No hay signos de diseminación de la infección.
- Recibe sostén nutricional adecuado; ingiere sus alimentos; no hay vómito ni distensión abdominal.
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